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Un Nuevo Modelo Para La Salud y La Enfermedad- page 184

probaron tener efectos devastadores. El escenario se ha vuelto casi estereotípico. Primero se promueve una droga como un gran avance en la investigación científica; pasa un cierto período de tiempo durante el cual sus efectos secundarios se llegan a hacer evidentes, y no mucho después de eso es proclamada como una amenaza para la salud, un carcinógeno, una droga extremadamente peligrosa.
¿Ha sido donada por alguna compañía farmacéutica grande una cantidad sustancial de dinero para promover la investigación en sistemas terapéuticos alternativos?
El público debería leer libros tales como el de Milton Silverman: Pills, Profits and Politics (Píldoras, Utilidades y Política), el de Ivan Ilich: Medical Nemesis (Némesis Médica), el de Martín: Hazards of Medication (Peligros de la Medicación) y el de Braithwaite: Corporate Crime in the Pharmaceutical Industry (Crimen Corporativo en la Industria Farmacéutica).
La avaricia e irresponsabilidad no han afectado sólo a las compañías farmacéuticas y sus directores o promotores, sino en cada nivel a la sociedad como un todo ya sea que esté relacionada o no con la medicina.
Estamos usando a la industria farmacéutica y a sus “ramas” invisibles como paradigma por el tema principal de este libro, pero siento que cada uno de nosotros debe cargar su parte de la responsabilidad por la deterioración de nuestra sociedad como un todo. La manera en que las compañías farmacéuticas promueven y ponen en el mercado una droga es irresponsable, pero quién puede proclamar que nunca ha sido irresponsable en las cuestiones básicas de la vida, tales como el criar niños, reaccionar a una disputa con un vecino por una propiedad, sobornar en el trabajo, etc. La sociedad no puede culpar a las compañías farmacéuticas, o a los homosexuales o a la promiscuidad per se, porque todo son productos de nuestra forma de vida.
Por ejemplo ¿Quién puede decir con cierto grado de certeza que la homosexualidad no proviene de los efectos inducidos en los sistemas hormonales de las madres por la practica estándar de alimentar al ganado y vacas lecheras con varias hormonas y antibióticos para facilitar el crecimiento y producción?
La mera posibilidad de que tales pensamientos puedan ser válidos nos debería hacer a todos tomar una pausa y pensar en nuestras responsabilidades propias como miembros de las sociedades en que vivimos. Muchos de nosotros sabemos que está mal, pero por pereza, apatía u otras razones, permitimos que esas prácticas continúen sin oponernos.