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Un Nuevo Modelo Para La Salud y La Enfermedad- page 176

de mi matrimonio renuncié a la práctica de la medicina, para ya no incurrir en el riesgo de causar lesiones y me dediqué exclusivamente a la química y ocupaciones literarias”
Podía haber tenido una vida cómoda practicando la medicina, pero prefirió la pobreza a la necesidad de conformarse a un sistema ‘cuyos errores e incertidumbres le disgustaban’
Sin embargo la mente activa de Hahnemann siguió siendo curiosa, abierta y sistemática. Sondeó implacablemente los puntos básicos de salud y enfermedad. Fue en este marco mental que tropezó con el primer principio fundamental de la homeopatía. Estaba traduciendo la Materia Medica escrita por el Profesor Cullen de la Universidad de Londres. Cullen dedicaba veinte páginas a las indicaciones terapéuticas de la corteza peruana (Una fuente que es conocida ahora como quinina), atribuyendo su éxito en el tratamiento de la malaria al hecho de que era amarga. Hahnemann estaba tan insatisfecho con esta explicación que hizo algo extraordinario: ¡El mismo tomó una serie de dosis de corteza peruana! Esa era una acción enteramente sin precedente en el mundo médico de su época. Hasta este día no se sabe qué fue lo que lo impulso a hacer tal cosa, pero su experimento llevó a una era enteramente nueva de la medicina. Describe los resultados como sigue:
“ A manera de experimento, tomé dos veces al día cuatro dracmas de buena China (Corteza Peruana). Al principio los pies, puntas de los dedos etc., se me pusieron fríos, me sentí lánguido y somnoliento; luego me empezó a palpitar el corazón, mi pulso aumentó de manera acelerada y débil ; sentí ansiedad intolerable, el temblor, la postración a través de los miembros, luego la pulsación en la cabeza, enrojecimiento de mejillas, en breve; hicieron su aparición uno tras otro, todos los síntomas que son ordinariamente característicos de la fiebre intermitente sin embargo; sin el frío peculiar y el rigor del temblor.
Abreviando, aún aquellos síntomas que son caso frecuente y característicos especialmente – como la estupidez de pensamiento, la clase de rigidez en todos los miembros, pero sobre todo ese entumecimiento, esa sensación desagradable que parece se asienta en el periostio, sobre cada hueso del cuerpo – todos ellos hicieron su aparición. Este paroxismo duraba cada vez dos o tres horas y sólo recidiva si repetía la dosis, la descontinué y estaba en buena salud”.
¡Imaginen la sorprendente revelación que golpeó a Hahnemann como resultado de este experimento! La presunción médica estándar había sido que si el cuerpo produce un síntoma, se debe dar una medicina para aliviar ese síntoma. Esto estaba tan