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Un Nuevo Modelo Para La Salud y La Enfermedad- page 151

Algunas veces los números llegaban hasta los extremos, y algunos decían haber tenido hasta mil compañeros sexuales en un año. Con tal número de encuentros uno puede imaginarse fácilmente el número de infecciones venéreas que pudieron ocurrir.
Así que cuando mis estudiantes y yo vimos los historiales médicos de estos pacientes, nos cercioramos de la repetida incidencia de infecciones venéreas y como consecuencia el uso frecuente y prolongado de antibióticos. De acuerdo a nuestra estimación, el porcentaje de casos de SIDA con incidencia severa de enfermedades transmitidas sexualmente en sus historiales médicos, era mayor al 90%.
De hecho, varios investigadores ya se habían dado cuenta de este hecho, pero le prestaron poca atención, o no lo relacionaron de manera particular con el tema del SIDA. La incidencia de infecciones venéreas en pacientes con SIDA era tan común, que investigadores anteriores la notaron de inmediato, como se indica en las referencias 1 y 4 a 7.
Es de gran importancia señalar que las homosexuales femeninas, aún cuando pudieron haber sido muy activas sexualmente, no se encuentran en los grupos de alto riesgo. La razón, de acuerdo a esta hipótesis es que el tipo de práctica sexual de este grupo no incluye la “penetración” (el coito en sí). Por consiguiente, estas mujeres rara vez adquirían una enfermedad transmitida sexualmente y no necesitaban tratamiento frecuente con antibióticos.
De ser cierta esta hipótesis, nos quedan varias preguntas críticas:

1. ¿De ser la enfermedad venérea aunada al tratamiento con antibióticos lo que trajo el estado del SIDA; Dado que la penicilina y otros antibióticos han sido las drogas preferidas para ser recetadas contra las enfermedades venéreas por más de treinta años, porqué no presenciamos anteriormente esta clase de epidemia?
La respuesta a esta pregunta es que probablemente se necesitaban los ataques repetidos con enfermedades venéreas y las dosis repetidas de antibióticos, antes de que hubiera la degradación suficiente del sistema inmunológico del organismo, para permitir que emanara del interior este virus oportunista.
Adicionalmente, hace quince o veinte años; la visión de la sociedad acerca de la homosexualidad era mucho más conservadora. Los homosexuales masculinos no tenían la oportunidad de complacerse libremente en sus prácticas sexuales (baños públicos, bares “gay”, etc.), por consiguiente; el potencial para infecciones frecuentes era mucho menor.