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Un Nuevo Modelo Para La Salud y La Enfermedad- page 98

adquiridas antes de que el SIDA llegue a manifestarse. Estos antibióticos nocivos en sí, representan tensiones que socavan la reacción defensiva del huésped al virus del SIDA. Como consecuencia, las defensas del huésped, se retiran a un “salto cuántico” desde el nivel donde los efectos del virus habían sido contenidos, a un nivel más profundo. Este cambio defensivo, de hecho significa que el huésped está más profundamente desequilibrado que anteriormente; la respuesta inmunológica ha probado ser inadecuada para con este intruso. Si el huésped continúa estando sujeto a los efectos de drogas fuertes, el desequilibrio penetrará a niveles más y más profundos. Por ejemplo al sistema nervioso central – el nivel más profundo de complicación en las infecciones por virus del SIDA.
La influencia negativa de las drogas no es sólo cuantitativa sino también cualitativa, siendo la primera el efecto visible o efecto secundario de las drogas en el organismo humano y la última siendo el sutil impacto a largo plazo sobre las defensas naturales. El impacto a largo plazo es la destrucción de la ecología interna del organismo. Después de “terapias” alópatas prolongadas, el sistema de defensa del paciente se confunde y casi se paraliza, perdiendo su capacidad de iniciar repuestas curativas, porque esas reacciones son contrarrestadas constantemente por la intervención de alguna medicina alópata.
Por otra parte, la mayoría de las terapias alternativas serias se enfocan a fortalecer las habilidades curativas del organismo. Si el estímulo es curativo o positivo, comenzará un proceso de regeneración y finalmente tendrá lugar una cura real. Pero el estímulo debe ser poderoso y específico.
La confusión que existe actualmente en el campo de los métodos alternativos de curación, se debe al hecho de que los llamados practicantes de estas artes curativas no son expertos en sus especialidades, y por tanto no pueden proporcionar el tratamiento individualizado y absolutamente específico necesario para cada caso. El error no reside en los individuos que practican estas terapias, sino en las autoridades sanitarias que hasta ahora han mostrado una escalofriante indiferencia para apoyar los centros educativos alternativos. Hay algunas pocas excepciones en los Estados Unidos de Norteamérica, con escuelas tales como la de Osteopatía y Naturopatía. Los individuos que quieren aprender una modalidad terapéutica alternativa a fondo, usualmente no pueden encontrar una escuela o centro educacional autorizado. En su desesperación se vuelven hacia cualquiera que profese enseñar estas terapias alternativas. Esto resulta frecuentemente en confusión y explotación. Por su parte, las autoridades médicas ven con desprecio a las terapias alternativas, de inmediato las califican como charlatanería y se rehúsan a examinarlas a fondo.